Germinaciones

Monday, August 14, 2006

Monocromático

Intentaban mirarse entre la polvareda de tiempo, anaranjada, que se levantaba entre lo dos.

Aghhhhhhhh, aghhhhhh. Policordes gritos y alaridos.
Aghh, aghhhhh. El viento arremolinaba la tierra y su boca era el ojo del huracán, el centro de tormenta. Sus labios cedieron ante el imprevisto vendaval. Aghhh. Aghhhh
Sequedad de color en la garganta. Oscuridad naranja en las retinas
Tragó polvo de tiempo. A las córneas se adhirió polvo de tiempo.

El vendaval acabó, cesó el viento, el huracán y la tormenta terminaron.
Lengua, dientes, glotis, paladar, faringe, laringe naranjas.
El pasto es naranja, el río también. Naranjas las bananas, los jazmines, el chocolate.

Ella es anaranjada

El vendaval acabó, cesó el viento, el huracán y la tormenta terminaron.
Él ya no está esperándola del otro lado.
Él ya no está.
Él ya no está para despintarla, decolorearla.

Cuando piensa en él, ella escupe naranja y vomita naranja y las lágrimas son naranjas como los mocos que caen persitentemente sobre sus labios.

Lo que ella nunca supo es que el pasto de él también es naranja como sus dientes y su paladar. Lo que ella jamás sabrá es que él también escupe naranja y vomita naranja cuando piensa en ella.

Aghhhhh. Gritos policordes dípticos.

Quizás sea mejor que no se hayan enterado de su estado y en el rencor se vayan olvidando el uno del otro porque, según está probado por el Departamento Científico de Harvard, un ser naranja necesita un ser otro color para poder dejar de ser monocromático

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